30 jun 2007



"Carla y Cumca"


Hace años, mi prima Dulce Reguera que vive en Tenerife me contó una historia sobre su hija Carla. Era ella chiquitita, por entonces, y andaban sus padres y abuelos, preocupados porque la chinija jugaba con una amiga imaginaria a la que llamaba Cumca; así que ella dale que te pego todo el día por cualquier rincón de la casa con su Cumca de compañera de juegos: "¿Te vienes Cumca al parque a jugar conmigo?" o "ese traje que te has puesto hoy no te queda tan bien como el de ayer..."; cosas así le escuchaban. Y dado que los mayores hemos sido siempre algo durillos para entender el mundo imaginario de los niños, llegaron a pensar que quizá la niña tendría que pasar por un psicólogo. Por aquellos tiempos yo tenía el programa de radio "Mundo escolar" en Onda Isleña y la cosa me hizo tanta gracia que hice un cuentito y lo pasé por las ondas. Hace unos días, recibí un correo electrónico de mi sobrina Carla, que es ya una señorita, y además de alegrarme venía a poner las cosas en su sitio. Lean de que forma tan simpática vive ahora aquella historia:
<<¡Hola! Soy Carla. Ya que no te hablo por el teléfono, te lo digo por aquí, pues después de años he leído y oído el cuento que me hiciste. Me gustó mucho. Ahora ya no tengo amigos imaginarios (son reales); aunque no me acuerdo de haberlos tenido, me suena algo pero muy poca cosa. Me considero muy afortunada por tener un tío que me haya hecho y dedicado un cuento sobre mí, ya que creo que muy poca gente tiene ese privilegio. Gracias por haberte molestado en hacerlo. ¡Un besote!>>.
Ya ven los que ocurre con el correr de los años: Carla se ha hecho mayor. Cumca ya no está en su vida, aunque le suena de algo. Ella ya no tiene amigos imaginarios, pues los de ahora son reales... ¡Cosas de la vida!
Sabes, después de tantos años, lo que pienso. Pues muy sencllo: que el cuentito de la radio sirvió para se relajara un poquito el ambiente y como resultado de ello el psicólogo no actuara, con lo que mis primos se ahorraron unas pesetillas. Ahora en serio, mensaje para Carla: "Sobrina no me tienes que agradecer nada. El cuento lo hice con ilusión. Me alegro que te haya gustado el reencuentro. Yo sí que me siento muy orgulloso de ti y, por último, aunque tengas amigos reales no olvides a tu amiga Cumca que en este vida tan dura que nos ha tocado vivir, andar con la imaginación y la creatividad activas es muy reconfortante. No esperes otros tantos años para mandarme un correo. Como tú dices: ¡Un besote!

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